El pasado fin de semana para
completar la última fase de nuestro entrenamiento para la CDH, nos fuimos hasta
el parque natural de Navacerrada en Madrid, para disputar dos carreras. La
primera de ellas el sábado por la tarde el Cross Alpino del telégrafo y el
domingo la Maratón Alpina Madrileña.
Cros
Alpino del Telégrafo.
A las 17:45 h de la tarde tomábamos la salida del Cross los cuatro Villanuevacorre, Jose Álvarez, José Manuel, Fito y yo. Tras recorrer varias calles de la localidad de Cercedilla tomábamos rumbo hacia la Sierra madrileña primero por unas pistas anchas que permitía al pelotón poder correr de forma más o menos desahogada. Pero pronto nos encaminábamos hacia la parte más dura de esta prueba ya que nos metimos dentro de un bosque de pinos y taramas en el que solo se podía ir por senderos estrechos lo que hizo que el pelotón se convirtiese en una larga fila de corredores. Por estos senderos en los que nunca nos dio el sol por lo frondoso del bosque, emprendimos la subida en la cual ascendimos 1000 m positivos en algo más de 6 km. Una subida técnica con un terreno irregular con muchas rocas sueltas Y raíces aéreas que ponían a prueba los reflejos de los corredores. Así paso a paso y escalón y escalón llegamos hasta 7 Picos,
que es el punto más alto del recorrido de esta carrera, desde aquí y hasta meta comenzaba un descenso vertiginoso y muy muy técnico, que en su primer tramo tenía varias dificultades, la primera, la inclinación ya que bajamos al menos 500 metros negativos en apenas dos km, a lo que tenemos que sumar que bajamos por un terreno de rocoso, en el que unas veces tenías que saltar de roca en coca, otras esquivarlas, otras evitar tropezar con las raíces y como si esto fuera poco también teníamos que tener cuidado con las ramas de los pinos, ya que estas estaban muy bajas y era fácil darte con alguna de ellas en la cabeza. De esta manera llegamos Al Avituallamiento del Puerto de Navacerrada, dónde tras una breve pausa para beber y comer algo continuamos descendiendo, ahora si, por senderos más limpios, pero no exentos de dificultad ya que estaba regado de multitud de raíces aéreas que complicaban mucho la bajada, teniendo que visualizar con mucha antelación el lugar donde ibas a poner el pie en el siguiente paso. Pero no hay quien pueda con nosotros ni obstáculo que se nos risita y de una manera o de otra y con una sonrisa en la boca siempre entramos en meta.
Al final 19 km y 1000 m positivos
que fue el aperitivo o el calentamiento como lo queráis ver para lo que vendría
el día siguiente
Maratón
Alpina Madrileña.
A las 8 de la mañana del día siguiente y con apenas unas horas de descanso, daba comienzo el plato fuerte del fin de semana montañero.
El primer tramo transcurre por el mismo lugar que el día anterior, por lo que no os voy aburrir contando lo mismo otra vez, pero una vez que llegamos al Puerto de Navacerrada ya es otra cosa, desde este lugar y tras un avituallamiento sólido comenzábamos la segunda subida de la MAM, por un sendero en forma de Z , que va recorriendo un antiguo glaciar, cuya principal característica es que apenas tiene vegetación y todo lo que alcanza la vista son piedras, lo que hace la subida un poco pesada y costosa, pero es lo que toca hasta que llegamos hasta la denominada como Bola del Mundo, la cual dejamos a nuestra derecha y comenzamos a bajar por un tramo que va alternando el terreno técnico con senderos más rápidos hasta el Puerto de Cotos, donde nos espera el segundo avituallamiento sólido de la carrera. Comemos algo sólido recargamos agua y continuamos camino hasta el plato fuerte de la carrera, Peñalara. Una subida de unos cuatro km y medio en el que se asciende 700 metros positivos y cuyo recorrido no tiene demasiada dificultad técnica, por lo menos la subida, la bajada es otra historio, pero transcurre por un tramo que es muy frecuentado por senderistas y excursionistas, que prácticamente teníamos que ir esquivando y pidiendo permiso para pasar, con lo que la subida, aparte de costosa y dura, se hace algo pesada. Llegamos a la cima, al pico de Peñalara y ahí sí, ahí hay que hacer un pequeño alto, primero para recobrar el aliento y segundo para deleitarse con unas vistas impresionantes que trasmiten esa paz que muchas veces buscamos y pocas veces encontramos.
Pero todo lo bueno se acaba y comenzamos el descenso, en dirección a Puerto de Cotos nuevamente, un descenso rápido y que pone a prueba nuestros tobillos, ya que hay gran cantidad de piedras sueltas y hay que visualizar muy bien donde poner el pie. Nuevamente, una vez que llegamos a Cotos, nos avituallamos y sin tiempo que perder, cogemos rumbo nuevamente a la Bola del Mundo,
que será la última subida de la carrera, una última subida que se hace dura, esta vez no por el terreno, sino porque ya llevamos casi 30 km en nuestras piernas y el reloj marca ya más de las 12 de la mañana y el sol castiga nuestros cuerpos más de la cuenta. Y así tirando de fuerza y de cabeza conseguimos llegar a esta cima desde donde podemos apreciar, sin nieve, las pistas de esquí de la estación de Navacerrada, que, si de esta manera es bonito, con nieve tiene que ser espectacular. Entramos en la última fase de la carrera y bajamos al Puerto de Navacerrada, ya con un calor de justicia y 40 km a nuestras espaldas, pero con la alegría de que apenas nos queda 6 km para alcanzar nuestro objetivo, entra en META.
Y ahí queda eso
Samuel
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